El ánimo empresarial reprueba el semestre y se hunde en un pesimismo sin precedentes
El deterioro se observa con mayor claridad en los rubros financiero, agrícola y de la construcción. Todo influido por negativas percepciones sobre la marcha de la actividad.
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Un primer semestre de sólo números rojos tuvo la economía chilena. Los adjetivos de preocupación e incertidumbre que activó el estallido del conflicto social en octubre pasado, cedieron lugar a un profundo desánimo debido a la pandemia. En junio, de hecho, el Índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora el Centro del Centro de Estudios en Economía y Negocios (CEEN) de la Universidad del Desarrollo (UDD) -en conjunto con DF- cayó nueve puntos para ubicarse en -41,1 puntos.
Es decir, el ICE sucumbió a un estado “muy pesimista”, el peor desde que se inició su medición en julio de 2003.
Y, en medio de las desfavorables percepciones sobre la situación del negocio y de la actividad productiva general del país que dio cuenta el indiccador, el sector financiero descendió el mes precedente hasta las profundidades del desánimo con -68,8 puntos, una disminución de 28 escalones en el último año.
Se trata hoy de un rubro “extraordinariamente pesimista”, al que suma el agrícola con un descenso que lo llevó a marcar -64,5 puntos, un deterioro de más de 20 puntos respecto a mayo y superior a 50 puntos en los últimos doce meses.
En la evolución mensual de este segmento de negocios incidió que las perspectivas de situación del negocio, del sector y de la economía se tornaron nuevamente bastante negativas. También retrocedieron las expectativas sobre el precio de los insumos, en tanto que, los resultados recientes fueron menores de lo esperado.
El ICE de la construcción también se derrumbó, alcanzando su nivel histórico más bajo. Destacó una visión más negativa sobre la marcha de negocio, del rubro y del precio de los insumos. Adicionalmente, bajaron los resultados recientes, siendo estos peores de lo previsto
En el caso del comercio, la confianza ha estado retrocediendo desde marzo y durante junio disminuyó dos peldaños, desde “moderada” hasta “muy pesimista” -al igual que lo observado en la minería-, su menor nivel en los últimos seis años.
En la industria, si bien en junio no hubo mayor variación respecto del mes previo, manteniéndose la confianza ¨moderadamente pesimista¨, reportó una recuperación en los precios de venta y resultados mejores de lo esperado. Sin embargo, ello fue contrarrestado por un retroceso en sus percepciones sobre lo que se prevé para la economía, del sector y del negocio a tres meses.
Más allás de las ramas productivas, y coherente con el bajón que mostraron los indicadores de coyuntura nacional coherente con los efectos de la emergencia sanitaria -incluida la disminución de la actividad y el aumento del desempleo-, entre los empresarios persistió al cierre del primer semestre un mal pronóstico sobre lo que ocurrirá con la demanda nacional, la dotación de los trabajadores y los niveles de inventarios.
Finalmente, la visión sobre la situación del negocio en los últimos meses, relativa a la que habían esperado previsamente, continuó bastante pesimista.